Escribir de miedo

2ºA

LA MALDICIÓN DE SATANÁS

Era un sábado normal en el que fuimos de fiesta a un corral de un amigo.

Estaba oscuro y hacía frío. Trajimos comida y bebida para cenar.

Nos metimos para dentro porque estábamos congelados. Decidimos poner música y bailar. Había reggaetón, rock, electro...

Al final decidimos invitar a algunas amigas. Una de ellas trajo una ouija.

Yo me atreví a jugar con ella porque me apetecía probarlo. Ella era experta en situaciones diabólicas e hizo un conjuro que decía algo sobre diablos.

Ella dijo:

"Diablos del horno, traédmelo en torno. Diablos de la carnicería traédmelo aína. Diablos de la peña traédmelo en rueda".

No pasó nada. Ella dijo:

"Satanás, ¿estás en esta sala?"

Todos lo repetimos. No pasó nada. Mis amigos empezaron a burlarse de la brujería.

Ahí es cuando la ouija empezó a moverse y todo empezó a temblar. Las luces se apagaron y de repente hubo un gran silencio.

¡¡¡PUUUM!!!

Vasos y platos empezaron a romperse y salimos corriendo.

Miré la ouija y estaba moviéndose. Decía:

"M-U-E-R-T-E"

Asustadísimo, empecé a pedir ayuda.

Mis amigos y yo nos reunimos en mi casa.

La chica experta en brujería se enfadó con los chicos que se burlaron de la ouija.

Ellos estaban impactados y dijeron que durmiéramos todos juntos, ya que tenían mucho miedo. Y así fue.

Al día siguiente...

Nos despertamos y fuimos al corral de ayer a ver cómo había quedado después de lo de ayer.

Los vasos estaban rotos, el cristal de la ventana estaba roto y la ouija seguía en la letra "e".

Mis amigos se burlaron... y un cuchillo empezó a VOLAR.

Ese cuchillo iba dirigido a alguien y... acuchilló a mi mejor amigo.

La ouija volvió a marcar:

"M-U-E-R-T-E"

Todos asustados y con lágrimas en los ojos llevamos a mi amigo al hospital. Él estaba moribundo y sangrando por la barriga.

Allí nos dijeron que estaba muy grave y que posiblemente no sobreviviría.

Dos días después...

Quedamos con la Policía Nacional para que ellos investigaran lo que había pasado. Ellos nos interrogaron y nos pusieron como sospechosos.

Nosotros dijimos que no hicimos nada y que fue SATANÁS.

La Policía se rio y los platos empezaron a caerse.

Todos salimos del corral y la Policía lo clasificó como caso paranormal y cerrado.

Cerraron el corral para siempre, ya que dijeron que estaba embrujado.

Nadie volvería a entrar nunca.

Nuestro amigo se recuperó totalmente después de tres meses.

Aprendimos que burlarse cuando estábamos haciendo algo paranormal no es bueno y nunca más volveríamos a hacerlo.

Tampoco mencionaremos nunca más a Sata... y lo que sigue.

Fin

Adrián.


-Muerte-

Era un día de niebla, frío y lluvia, cuando de repente llegué a un pueblo con casas derrumbadas, calles pobres, sin nadie en el pueblo. En ese momento pensé en qué hacer, no sabía qué hacer, si irme o investigar el pueblo.

Me puse a investigar un poco el pueblo, no había nadie hasta que llegué a un castillo o una mansión, no sé qué era, me acerqué a ver qué era y en efecto era una mansión.

Cada vez me acercaba más a la mansión y mi cuerpo temblaba cada vez más y más y más...

llegué a la mansión y toqué la puerta una vez, no abría nadie, la toqué otra vez y seguía sin abrir nadie, hasta que decidí gritar muy fuerte y tocar la puerta a la vez y de repente se abrieron las puertas y estaba todo muy oscuro.

Entré a ver qué había y quién había, entré y al momento se cerraron las puertas y me cogieron unas personas de capucha negra y capa de monje negra.

Me llevaron a una habitación negra con rejas de metal y me dejaron inconsciente. Al despertar me dijeron:

-¿Quién eres?, ¿qué haces por aquí?

Yo les contesté:

-No sé, he llegado a este pueblo y...no me acuerdo de más.

Al rato se fueron y me dejaron solo y yo rápido intenté romper las rejas, pero no pude. Entonces se me ocurrió coger una piedra que había allí e intentar romper de alguna manera esos barrotes de hierro. Pero, antes de coger la piedra, una sombra me agarró de la mano y me tiró para atrás y rápido desapareció. En ese momento no sabía qué hacer, me acurruqué en una esquina y puse la cabeza mirando para abajo.

Al cabo de un rato me llamó un amigo y me dijo:

-Sé dónde estás. Voy a por ti.

Yo le dije:

-Vale, pero ven rápido.

Él llegó a la mansión sigilosamente, me sacó de allí y a partir de eso no recuerdo más...

-CONTINUARÁ-

Alejandro.


LA DUQUESA Y SU AFICIÓN

En el año 1746 en una casa a las afueras de un pueblo del norte de Irlanda llamado Chesterfield vivía la duquesa de Montenegro, una mujer viuda, alta, delgada y sin hijos. La mujer siempre estaba con la misma ropa, una falda con medias negras por debajo y una camiseta ancha y una rebeca. Estaba sola en la vida, solo tenía un gato negro llamado Edgard como su difunto marido. La mujer decía que su marido se ahogó en la bañera, pero la verdadera historia es que ella dejó de tomarse su medicación por su trastorno de la infancia, por el que le daban ataques. En uno de esos ataques cogió una motosierra y le rebanó la cabeza. A los pocos días se ahorcó con la cuerda de la motosierra para acabar con su vida y durante el paso del tiempo su gato se la empezó a comer.

Después de dos siglos en el año 1946, unos niños del Instituto de la Paz en ese mismo pueblo fueron de paseo y pasaron por la casa y, como no conocían la historia, entraron en la casa y nada más entrar les entró un escalofrío pero siguieron adelante. Primero entraron en el salón, los sofás estaban rotos, el papel de la pared despegado y arañado por el gato. Siguieron viendo la casa y llegaron al baño, la habitación donde se suicidó la mujer; pero solo había un charco de sangre. Los niños salieron corriendo y pasaron por la cocina, donde estaba el esqueleto sin cabeza de su marido rodeado con un charco de sangre seca. Los niños se quedaron inmóviles durante unos segundos y luego siguieron corriendo. La duquesa en forma de fantasma iba detrás de ellos muy enfadada por allanar su domicilio. Los niños llegaron a la puerta y salieron y prometieron no volver a hablar de esto.

Cuando ya estaban todos en su casa, uno de ellos le preguntó a su madre sobre la casa de las afueras y su madre le dijo: "Esa casa era de una duquesa loca a la que se le murió su marido ahogado en la bañera" intentando ocultar la verdad. Al día siguiente en el instituto estuvieron hablando de la aventura del día anterior y se les ocurrió volver allí, pero lo que no sabían es que la duquesa les estaba esperando junto con su gato tumbado sobre sus piernas. Al llegar los niños a la casa, se volvieron a pensar si entrar y lo hicieron. Entraron en la casa y, cuando estaban dentro, la puerta se cerró de un golpe: "Pum". Y la duquesa apareció junto a la mesa de comedor en el fondo del pasillo. Los niños intentaron huir y lo consiguieron todos menos uno, el bajito que siempre estaba al fondo. La duquesa se lo llevó y lo mató. Los niños se escondieron en el salón, pero la duquesa los cogió y les dijo que, si cenaban carne con ella, ninguno más desaparecería y los dejaría huir sanos y salvos. Los niños aceptaron y, mientras cenaban, uno de ellos se encontró el llavero del niño desaparecido y se lo dijo al resto, mientras la duquesa estaba distraída. Después de cenar la duquesa los encerró y los degolló uno a uno como a su difunto marido, pero con la diferencia de que esta vez los decapitó con las tijeras de podar y se los dio al gato.

La duquesa se quedó en la casa para seguir matando niños durante toda su vida hasta que un día su gato fue poseído por su difunto marido que volvía con sed de venganza. Como el gato era fantasma, se llevó a su mujer al infierno donde estaba su marido reconvertido en arcángel y la sometió a torturas el resto de la eternidad.

Álvaro.


Nosotros tres, ese día, estábamos en medio del bosque. Había un ambiente húmedo, tenebroso; estaba nublado y era de noche. En esos momentos solo se nos ocurría correr, no sabíamos qué nos perseguía, lo único que sabíamos era que no tenía rostro, tampoco tenía cuerpo, solo era como algo viscoso, que atrapaba, era negro, tenía dibujados rostros, supongo que de las personas o animales de las que se alimentaba, medía como dos metros. Nosotros seguíamos corriendo sin rumbo alguno, pero con la esperanza de perderle de vista, lo que no sabíamos era que nos seguía no por los sonidos, sino por las vibraciones del suelo que provocábamos al ir corriendo.

A los veinte minutos, que fueron eternos, paramos de correr, nos encontramos una casa, de dos o tres pisos, antigua, de madera medio podrida por la antigüedad. Abrimos las puertas rápidamente, sin pensar qué habría dentro. Las puertas chirriaban, el suelo crujía, parecía que los cuadros hablaban, se movían. Al entrar vimos unas ratas royendo un cadáver, al cual solo le quedaban los huesos, olía muy mal, estaba putrefacto. Estaba en medio de las escaleras que llevaban a la segunda planta, era amplio, pero no se estaba a gusto, por el olor, el polvo, el ambiente. Estaba todo como apagado, pero había candelabros encendidos, iluminaban lo suficiente como para ver en la oscuridad. Entonces eso que nos perseguía entró en ese momento. No supimos lo que hacer, entonces el bicho sin rostro se transformó en una persona de altura media, con un rostro pálido y un traje oscuro. Dio dos palmadas y se encendió toda la casa, los animales estaban a su lado, aparecieron plantas trepadoras, que nos atraparon.

Al rato empezó a hablar, tenía una voz grave. Nos preguntó quiénes éramos, cómo habíamos llegado, qué hacíamos allí, nosotros respondimos: "No íbamos buscando esta casa, nos perdimos y tú nos empezaste a perseguir". La mujer puso cara de aceptarnos en la casa, nos empezó a guiar por la casa y nos asignó un cuarto a cada uno, en cada cuarto había: Una cama amplia, un armario que ocupaba casi toda la pared, poca iluminación, ropa vieja y una ventana pequeña hecha con barrotes de acero. Parecía una cárcel. Después nos llevó hasta la cocina en la que había animales muertos, olía fatal, la chimenea parecía que iba a explotar. Nos ofreció un plato para cenar, ya que era medianoche. El plato consistía en alas de cuervo, gusanos y sesos, no nos quiso especificar de dónde venían los sesos, nos obligó a comer, nosotros sin apetito, ya que el plato tenía muy mala pinta, nos lo tomamos poco a poco.

Cuando nos lo acabamos, nos fuimos cada uno a nuestro cuarto, no pudimos dormir porque en el cuarto de la mujer se oían gritos, fuimos a ver qué sucedía. Al llegar a su cuarto, guiándonos por el oído, abrimos la puerta suavemente, la mujer estaba haciendo un exorcismo, estaba en el techo, con el cuello girado y los brazos y piernas pegados al techo, nos paralizamos, empezó a girar el cuello en dirección a nosotros, cuando lo giró por completo, saltó gritando a por nosotros, nos persiguió por toda la casa. Nos encerramos todos en mi cuarto, pusimos el armario en la puerta, empujando todos con todas nuestras fuerzas, pensábamos que estábamos a salvo, pero de repente... ¡PUM! Tiró la puerta y el armario, entró ella sola, pero al rato entraron cinco o seis niños diciendo: "No podéis escapar, uníos a nosotros".

Nosotros no supimos lo que hacer hasta que a mí se me ocurrió tirar la pared abajo. Logramos escapar de la casa, pero, miramos a la casa y habían desaparecido todos, hasta que al mirar al frente los vimos, aunque en forma viscosa como la de antes. Empezamos a correr sin rumbo hasta que nos separamos. Me dejaron de seguir, pero no sabía nada de mis compañeros. Lo único que sabía era que notaba no siete personas, sino nueve: los seis niños, la mujer y mis dos compañeros, en ese momento dejé de sentir mi cuerpo. Solo notaba el suelo.

Al rato empecé a notarme en otro lugar, estaba en la casa, no sabía en qué habitación, lo único que sabía era que estaba atado a una silla, de la que sin fuerzas intenté escapar, no lo logré y me dormí. Me despertó la mujer, me empezó a hablar, yo no la entendía casi, pero logré entender algo de unirme a ellos, torturarme, hacerme exorcismos. Me levantaron de la silla, pero para llevarme a una mesa, me ataron los brazos y... ¡PUM! Noté como si me hubieran cortado el cuello y al poco rato, no notaba nada.

Ángel.


Estaba en mi casa como de costumbre viendo la televisión mientras mi madre estaba con mi perro en el veterinario; de repente escuché un ruido desde fuera.

Fui a ver qué había debido a mi curiosidad, que esta vez me jugó una mala pasada. Cuando bajé, vi que había un anciano mirándome desde la acera de enfrente. En cuanto quise darme la vuelta, ya era tarde. Me agarró y me durmió.

Aparecí en un bosque que estaba lleno de cadáveres, intenté salir; pero al momento recibí una llamada de mi madre diciendo que dónde estaba. Cuando le iba a explicar todo, chasss, la línea se cortó y se

escuchó un ruido que venía de la lejanía. Era mi madre, la reconocí al instante. Intenté salir, pero los cadáveres me empezaron a perseguir y a agarrar. Conseguí librarme y escapar. No sé cómo, pero logré ubicarme y fui dirección a casa. Estaba empezando a llover y olía a muerto.

Cuando llegué a casa, vi que mi madre estaba atada con una cuerda dorada en la calle. Al lado de ella había una persona idéntica a mí. Estaba endemoniado y me quiso matar pero recordé que tenía una navaja en el bolsillo y se la clavé. Desaté a mi madre y le conté lo que me había pasado y la enseñé dónde estaba el bosque lleno de cadáveres. Ella me dijo que era gente conocida y que a lo mejor les habían hecho lo mismo que a mí. En las sombras se escuchó un grito que decía:

-Marchaos.

Nos fuimos corriendo y vimos que la gente no estaba, así que nos imaginamos que eran los del bosque. Era de noche, nos íbamos a montar en coche para irnos de allí; pero, cuando íbamos saliendo, algo nos chocó y nos dio la sensación de ver una sombra con forma de diablo y a partir de ahí no recuerdo nada.

Carlos F.


EL MILAGRO DE ÁNGEL

Habíase una vez ... un malvado llamado Mazu el Calvo. Tenía mucho dinero y una gran mansión. Su mayor misión era secuestrar a un chico muy calvo llamado Ángel. Su plan era secuestrarlo cuando estuviera desprevenido.

Una vez que Ángel salía con sus amigos, Mazu aprovechó y lo metió en su furgoneta con los cristales oscuros. Lo subió a la furgoneta y le llevó a su súper mansión de cinco plantas y tres patios. Nada más Mazu le metió en una pequeña celda, la policía se enteraría del secuestro y no tardarían más de diez minutos en llegar y en amenazar a Mazu. Él no hizo caso y no dejó salir a Ángel y lo mantuvo en su celda situada en el quinto piso en una de las zonas más escondidas.

La policía entró en la casa, pero fue incapaz de encontrar ni a Mazu ni a Ángel. Tras una tres horas de revisar la casa dieron por hecho que habrían huido a otra de sus muchas mansiones que tiene situadas en distintos sitios, pero en realidad seguían escondidos en la misma mansión.

De repente Mazu sacó un cuchillo, pero Ángel consiguió escapar de la casa. Intentó ir rápidamente al puesto de policía más cercano de la zona, pero él no había pasado nunca por ahí. Minutos más tarde se le paró la misma furgoneta de Mazu, pero esta vez Ángel logró escapar de él y huir a una zona que pasara más gente. Entonces sería más difícil que le volvieran a secuestrar.

Ya enfrente de su casa, en una calle oscura de por sí más las horas que eran, no se veía casi nada. A la vuelta de la esquina solo se apreciaban los faros de un coche. Él iba asustado porque creía que sería Mazu, pero era otra persona totalmente diferente a él. Ángel aceleró el ritmo de sus pasos porque tenía miedo. En el silencio solo se escuchaba el viento golpear contra unos árboles. Cuanto más cerca estaba de su casa, más y más miedo sentía. En la puerta ya de su casa se escuchó un grito, que parecía ser de su madre. Él entro corriendo para ver qué pasaba. Solo estaba su madre muerta en toda la casa.

Él llamo a la policía, le quedaba poca batería en su móvil. Cuando le estaba diciendo asustado lo sucedido, la luz empezó a parpadear y comenzó a escuchar pasos dentro de su casa. Su teléfono se apagó, la policía rastreó la llamada; pero, cuando llegó,...

Carlos G.


La Habitación Secreta

UIn día cualquiera, como todos los días, una familia muy humilde conocida por todo el pueblo decidió irse de acampada. Estuvieron todo el día pasándoselo bien y disfrutando de un día de campo.

A la noche decidieron hacer una fogata para hacer la cena, pero lo que pasó fue que mientras que el niño estaba jugando se cayó lumbre y se quedó en su rostro. Los padres de él, al ver lo que le había pasado al niño, decidieron encerrarlo en una habitación de su casa para que nadie viera el monstruo en que se había convertido.

Al cabo de los años, el niño fue creciendo y los padres se fueron haciendo más mayores y perdiendo dinero. Entonces lo que tuvieron que hacer para todo eso fue crear un hotel y no sabían qué hacer con su hijo; así que decidieron encerrarlo en una habitación del hotel y que él solo pudiera salir por la noche, que sería cuando la gente estaría durmiendo en sus habitaciones.

Una noche muy oscura y lluviosa, el niño al salir se encontró con uno de los hijos de la gente que se alojaba en el hotel. Lo que tuvo que hacer el niño fue llevárselo a la habitación donde él estaba escondido para que no contara lo que le pasaba en la cara. Como ese niño hubo tres más y los tuvo encerrados ahí mucho tiempo.

Con el paso de los años, apareció el que ya era un hombre con todos los niños que había recogido, que ya habían crecido todos. El hombre fue descubierto y decidió simular un suicidio y puso una bomba en el hotel en la habitación donde él estaba con los demás niños. La bomba explotó y destruyó solamente es parte del hotel.

A día de hoy el hotel ha sido reconstruido, pero la mitad de la gente del pueblo no quiere ir ahí porque dicen que el niño se aparece por las noches con su rostro quemado y se intenta llevar a los niños que se alojan allí.

Elia.



La sombra

Al despertarme todo estaba nublado y quemado por aquella sombra que deambulaba por las calles aterrorizando a todo el mundo, su rostro sin cara hacía que la sangre se helara, pero lo único que había que hacer era mantener la calma y quedarse encerrados en casa.

Yo mantenía la calma, ya que no me asustan esas cosas, ya estaba acostumbrada a que las puertas y ventanas se abrieran y cerraran sin cesar, también que desaparecieran personas y seres espeluznantes. Aquella sombra quería algo y hasta que lo consiguiera no pararía, la pregunta era, ¿qué estaba buscando aquella sombra?

Esa pregunta atormentaba a la gente de Nako, que cada día estaban más desquiciada por la intimidante sombra. Al pasar los días descubrimos que aquella sombra era una persona que disimulaba por su buen traje. A aquella astuta persona la metieron en un reformatorio, descubrieron que era una psicópata, pero que nunca hizo nada hasta aquel suceso, que tenía que ver con la desaparición de su hermano. Un día encontraron una nota suya:

"Mamá te envío besos desde Santa Olga, el reformatorio que me metiste, nunca te perdonaré lo que hiciste a mi hermano".

Emma.

Familia

Empezaba noviembre. Un día más durante la Segunda Guerra Mundial los cadáveres inundaban las calles. La gente caminaba sin rumbo alguno por la calle en busca de comida con una mínima esperanza de sobrevivir.

Nos enfocaremos en una humilde y pobre familia que no tenían dónde refugiarse, hasta que un día encontraron una casa abandonada no muy bien conservada, pero les valía.

Cuando entraron, el ambiente se enfrió, la tensión era cada vez mayor, empezaron a investigar la casa. Parecía que allí vivía una familia; pero, cuando bajaron al sótano..., había decenas de máquinas de tortura y fotos de niñas en esas espantosas máquinas.

Salieron corriendo hacia la salida, pero la puerta se cerró delante de ellos. Cada uno corrió hacia una dirección. La hija fue dirección de la cocina y las imágenes en su cabeza de aquel sótano la hicieron tropezar y caer por un hueco del suelo. Allí estaban sus padres atados y rodeados de todas esas espantosas máquinas de tortura. Ellos intentaron resistirse, pero ya sabían su final.

Encarna.


El 31 de octubre mis amigos y yo decidimos ir a dar una vuelta por la tarde. Ya que era Halloween, nos fuimos a dar un paseo por un bosque que había cerca del pueblo. Al bosque no habíamos ido nunca, ya que hay historias muy perturbadoras sobre ese bosque.

Cuando llevábamos un rato andando por el tenebroso bosque, encontramos una casa abandonada con un cementerio en la parte de atrás. Dentro de la casa no se escuchaba nada, así que decidimos entrar. La puerta estaba taponada, por lo que decidimos entrar por una ventana que estaba abierta.

Cuando entramos todos teníamos miedo porque no sabíamos qué nos podíamos encontrar. El ambiente era muy tenebroso, porque a cada paso la madera chirriaba, todo estaba muy oscuro, la única luz que entraba era por las ventanas. Escuchamos un ruido en el piso de arriba y fuimos a ver. Mientras subíamos, escuchamos otro más fuerte. Según subíamos, nuestros nervios aumentaban y la madera chirriante aumentaba todavía más los nervios.

Cuando llegamos arriba, no vimos nada por la oscuridad, así que encendimos las linternas y vimos todo y no había nadie. La parte de arriba estaba toda llena de muebles con objetos antiguos y chatarra. En el ambiente se podía notar todo el polvo que soltaban los objetos. De repente, percibimos un olor muy desagradable: olía como a muerto. Al rato ya se fue el olor, nos pusimos a buscar entre los objetos a ver si había algo interesante y no vimos nada hasta que encontramos una ouija. Decidimos jugar aun sabiendo las consecuencias.

Cuando llevábamos un rato jugando, se escuchaban ruidos abajo. Uno de nuestros amigos tenía tanto miedo que se levantó sin cerrar el portal, así que nos tuvimos que levantar para no dejarlo solo. En nuestra sala se escuchaban ruidos extraños y decidimos salir corriendo. Al mirar hacia atrás vimos que algo nos perseguía, no pude ver bien lo que era. Cada vez corríamos más rápido, las pulsaciones y la respiración aumentaban, no podíamos encontrar la salida y todavía nos perseguía un ser extraño. Vimos que había luz, así que fuimos a ella y encontramos una salida. Cuando salimos, había alguien con una pala y una bolsa en la cabeza encima de una tumba del cementerio.

Escapamos de la casa y nos fuimos al pueblo. Después de llegar, se lo conté a mi abuelo y quedó impactado porque sabía la historia de lo que pasó en esa casa. Cuando me la contó, me quedé paralizado por la historia que me contó de lo que pasó en esa casa.

Ismael.


LA PUERTA

Un niño llamado Juan estaba en su casa jugando a Fornite. Alguien llamó a la puerta. Sus padres no estaban y creía que eran ellos, así que abrió la puerta; pero no había nada. Se creía que le habían hecho una broma, pero no, al ir a su habitación, empezaron a sonar golpes de jarrones rompiéndose, cada vez más cerca. Llamó a su madre, pero nadie le contestaba, nadie.

Cerró su puerta, pero eso no sirvió de nada, porque el monstruo que se coló en su casa podía desgarrar la puerta de un golpe. Al entrar el monstruo, el niño se desmayó.

Después de cinco días despertó en el hospital del coma, sin un brazo. El niño quedó traumatizado de por vida y se mudaron de casa a una de China. Allí no pasó nada, pero siguen escuchando sonidos del monstruo cada noche.

Un día, salió en las noticias que ciento sesenta y ocho personas habían muerto por razones desconocidas en la ciudad en la que él vivía.

Iván.


LA ACAMPADA

Salía del trabajo y me dirigía a casa cuando me llamó Ángel para decirme que salimos al día siguiente a las 7.30 de la mañana. Llegué a casa a las 15.30 y guardé el Audi RS5 en la cochera junto al Jeep Wrangler y subí a casa a acabar de preparar las maletas para el día siguiente ir a la acampada. Cuando ya lo tenía todo preparado, me fui a hacer la cena, me hice una tortilla de patatas y cuando acabé de cenar me fui a dormir. A las 6.15 de la mañana me sonó el despertador, me levanté, desayuné, me duché, metí todas las cosas en el Jeep y me fui a buscar a Aurelio, porque quedamos allí con Ángel y con Raúl para irnos a Sierra de Alcaraz. Cuando llegué a casa de Aurelio llegaron Ángel y Raúl en el coche de Ángel, era un BMW X3. Cuando bajó Aurelio metió sus cosas en mi coche y nos fuimos para allá. A las 9.45 de la mañana llegamos al pueblo y dimos una vuelta por él para ver que había. Vimos un restaurante y entramos a comer porque después de toda la mañana ya teníamos hambre. Cuando entramos al bar vimos que había unas fotos de algo que parecía una iglesia abandonada. Nos sentamos a comer y después nos fuimos al campo a buscar un sitio para pasar los días. Después de llevar un rato buscando, por fin encontramos un sitio y empezamos a montar las tiendas de campaña y sacar todo lo que necesitábamos del coche. Cuando acabamos eran ya las 9.30 de la noche, entonces nos preparamos un bocadillo y nos acostamos. Al día siguiente nos despertamos a las 8 de la mañana por la luz del sol y nos fuimos al pueblo a desayunar. Cuando acabamos le dijimos al señor del bar donde estábamos y qué podíamos hacer por la zona, el señor nos dijo que por ahí cerca había una piscina natural en la cual nos podíamos bañar, ya que con el calor que hacía en este pueblo en verano, mal no nos venía un baño. Entonces nos fuimos a bañar a la piscina, cuando llegamos vimos que era un río pero nos podíamos bañar porque el agua estaba bastante limpia. Nos bañamos y desde al agua vimos que a la derecha del río había una vereda que subía a la cima de la montaña donde vimos un edificio en ruinas. Era la hora de comer y decidimos visitarlo por la tarde. Al despertarnos de la siesta cogimos las bicis y subimos a la cima de la montaña. Cuando casi estábamos en la cima vimos muchas tumbas que creíamos que eran de la guerra civil, había muchos esqueletos de personas. Más arriba estaba el edificio abandonado y al entrar vimos que estaba todo destruido, parecía que llevaba mucho tiempo abandonado. Nos fuimos porque estaba haciéndose de noche y teníamos que volver donde habíamos dejado aparcados los coches.

Al día siguiente cogimos los coches y nos fuimos a dar una vuelta por el campo, vimos un camino y subimos a ver a dónde llevaba. Después de llevar un rato por el camino, vimos que llevaba al otro lado de la montaña donde estuvimos el día anterior. Dijimos de subir y poder ver ahora ese exótico edificio. Al entrar vimos que estaba todo destruido, las paredes llenas de suciedad, en el suelo estrellas satánicas, en el techo habían pintado dibujos con pintura roja, símbolos extraños. Ángel dijo que era latín y nos lo empezó a traducir, creíamos que eran frases sin sentido pero cuando las acabó de leer empezaron a abrirse y cerrarse las puertas y ventanas, entonces salimos corriendo porque nos dio miedo. Al salir empezamos a escuchar gente gritar dentro, me fui corriendo al coche a por un cuchillo que tenía en el maletero y subimos a ver quién gritaba, pero al entrar, dejaron de sonar los gritos y decidimos subir aunque no vimos a nadie en ninguna habitación. En un baño vimos la misma foto que en el bar, es la foto de esa iglesia, entonces saqué el móvil e hice una foto para compararla con la del bar. Al salir del edificio no volvió a sonar nada y nos fuimos a donde dejamos el otro coche para comer. Cuando acabamos nos fuimos al bar a comparar las imágenes, y en efecto, eran iguales. Le pregunté al camarero por la imagen y me dijo que era una antigua torre donde encerraron a un niño que leía el futuro en el siglo XV. Lo encerraron ahí porque decían que estaba loco y nos dijo dónde estaba. También le preguntamos por ese edificio donde escuchamos las voces, nos dijo que era un antiguo manicomio del siglo XVIII y la última vez que entró alguien fue hace veintiséis años. (Nos dijo que en aquella ocasión) Entraron un grupo de amigos y al salir escucharon voces, todos salieron corriendo menos uno que entró a ver qué pasaba y no se ha vuelto a saber de él. Cuando llamaron a los guardias para avisarles de lo que había pasado no vieron nada, ni al hombre, ni escucharon gritos. Dicen que lo único que vieron fue una cabra muerta con una pulsera de la bandera de España. Los del grupo de amigos dijeron que una pulsera así llevaba el que se perdió, y desde entonces no se ha vuelto a saber nada del muchacho. De camino a su casa el resto del grupo sufrió un accidente, se les cruzó una cabra y se salieron de la carretera. Todos murieron. (Aquí hace falta un punto y aparte: para distinguir el relato dentro del relato).

Teníamos toda la piel de gallina, nos asustamos mucho. Al ver que era tarde nos quedamos a cenar en el bar y nos fuimos a acostar. Esa noche dormí muy mal ya que no se me iba de la cabeza lo que nos contó el hombre del bar, todos soñamos con la historia.

Esa mañana nos fuimos al río a bañar y por la tarde a la torre donde encerraron al niño. Al llegar a la torre vimos que la puerta estaba cerrada pero había una ventana que no estaba muy alta, entonces acerqué el coche a la ventana, me subí encima y entré, bajé las escaleras de la torre y abrí la puerta desde dentro. Cuando entramos vimos que eran escaleras de caracol muy largas, después de un rato subiendo escaleras llegamos arriba y vimos una puerta abierta y la habitación donde estuvo el niño. Cuando entramos no vimos que en el suelo había musgo, me resbalé y me agarré a la puerta. Al agarrarme se partió un trozo de arriba, entonces nos dimos cuenta que la puerta estaba hueca y dentro había papeles con cosas escritas, estaban en latín. Ángel nos lo empezó a traducir, ponía que en el siglo XX iba a haber una guerra con armas que lanzan piedras pequeñas a mucha velocidad y matan a la gente. Eso es lo único que se podía leer debido a que el resto estaba muy deteriorado.

Al día siguiente decidimos subir otra vez al manicomio, ya que nos íbamos. Era el último día y queríamos investigar para intentar encontrar alguna explicación de lo que pasó. Al llegar cogimos todos un cuchillo del coche y entramos. Empezamos a buscar en las habitaciones, no vimos nada hasta que entramos en la habitación donde encontraron a la cabra. El techo era de madera y en él había escrito muy pequeño:

<<Una cabra gigante me persigue, he conseguido cerrar la puerta con llave pero no creo que tarde mucho en entrar. Cuidado yo la vi al final del pasillo y cerré la puerta rápido, está rompiendo la puerta a cabezazos, mama te quiero mu>> ya no hay más. 

De repente al acabar de leer, Raúl cerró rápido la puerta porque vio a esa cabra, a continuación todos cogimos el cuchillo y nos pusimos a empujar la puerta ya que la cerradura estaba rota como decía en lo escrito. Entonces yo tuve la idea de abrir la puerta y cerrar rápido para poder enganchar la cabeza y cortársela. Abrimos rápido la puerta y cerramos, nos salió bien, rápidamente la corté el cuello, sacó la cabeza y empezó a darse golpes contra las paredes. Abrimos la puerta un poco para ver si se moría pero seguía viva, entonces salimos corriendo y se vino detrás de nosotros pero nos dio tiempo a montarnos en el coche y salimos corriendo de ahí, no la volvimos a ver. Cuando llegamos al coche de Ángel recogimos todo y nos fuimos. De camino vimos un desvío a un pueblo al que teníamos intención de ir en un principio, fuimos a verlo y comimos allí. Cuando salimos del pueblo era ya de noche, en la autovía íbamos solo nosotros y algunos camiones. Hubo un tramo en el que nos tuvimos que desviar por una carretera secundaria, ya que estaba en obras la autovía. Vimos que en mitad de la carretera había unas ramas tiradas, entonces paramos Aurelio y yo a quitar las ramas y Ángel y Raúl se pararon un poco más adelante.

 De repente vino un coche más atrás dándonos las largas, nos asustamos y salimos corriendo. Esa carretera estaba limitada a 70 km/h y nosotros íbamos a 140 km/h y el otro coche seguía dándonos las largas, entonces le dije a Aurelio que llamara a la policía. El policía nos dijo que más adelante había una rotonda y que allí había una patrulla. Se lo dijimos a Raúl para que frenara en esa rotonda. Cuando llegamos, el policía se acercó y les preguntó por qué nos perseguían, ellos le dijeron que se nos había metido una cabra en el maletero cuando nos bajamos a quitar las ramas. A continuación de esto los policías abrieron el maletero y en efecto, había una cabra, pero estaba sin cabeza y se movía. Los policías la dispararon para matarla y la tiraron al campo, al lado de la carretera. Cuando llegamos a Madrid nos fuimos cada una a nuestra casa. En el cuadro que tengo en la habitación veía cabras pero pensé que era imaginación mía hasta que me di cuenta de que yo no tenía ningún cuadro y cuando lo fui a quitar ya no estaba. Me levanté por la mañana muy cansado ya que estuve toda la noche soñando con la cabra, me fui a duchar y me di cuenta de que tenía la forma de una cabra en el muslo. Lo mandé por el grupo y los demás tenían una igual, fuimos al médico y no sabía cómo podíamos habernos hecho eso. Al salir nos fuimos al bar de enfrente a tomarnos un café. Cuando nos estábamos tomando el café les dije lo del cuadro y a ellos también les pasó, entonces Aurelio dijo que mientras los policías tiraban a la cabra, él cogió un poco de sangre del suelo para que la analizara un veterinario. El veterinario nos dijo que esa sangre era de persona, no de animal. 

Decidimos hacer una ouija con un médium para ver qué pasaba con la cabra o que quería. Después de hablar con el médium nos dijo que teníamos que volver a esa habitación y hacerla allí. Después de intentar ponernos de acuerdo decidimos ir con el médium al manicomio. Al día siguiente con mi Audi rs5 les llevé a todos y al médium. Al llegar el médium rezó un padre nuestro y entró en el manicomio con la ouija en la mano izquierda y con la derecha se santiguaba, así todo el camino desde el porche hasta la habitación. Cuando llegó a la habitación nos sentamos en el suelo y nos agarramos de las manos, rezamos un padre nuestro en alto y empezó a hablar el médium. Le hacía preguntas hasta que le dijo "ven aquí con nosotros", la cabra apareció en el pasillo, vino andando hacia nosotros y empezó a moverse la ouija. Decía que: <<él es ese amigo que desapareció, esos gritos eran de una cabra que entró en la habitación, me mordió el brazo y me convertí en la cabra. La cabra que me mordió se murió>> y a partir de ahí la cabra desapareció. A continuación de esto nos fuimos al coche y volvimos a Madrid, a partir de ahí no pasó nada hasta que al llegar a casa me encontré con el muchacho que desapareció, pero ahora era una persona y me dijo que me lo quería contar lo que le pasó con la cabra. A continuación de esto yo le invité a subir a mi casa y él aceptó.

 Una vez en casa me dijo lo mismo que decía la ouija y añadió: "Mis amigos murieron por mi culpa, lo que quería era que me llevaran con ellos y ahora me siento culpable" de repente cogió un cuchillo y me mató. El cogió de nuevo el cuchillo y se lo clavó a él mismo en la pierna para decir que me mató defendiéndose. Al final no le metieron en la cárcel y a mí me acusaron de asesino a pesar de estar muerto.

Jonás.


LA PUERTA

Un niño llamado Juan estaba en su casa jugando a Fornite. Alguien llamó a la puerta. Sus padres no estaban y creía que eran ellos, así que abrió la puerta; pero no había nada. Se creía que le habían hecho una broma, pero no, al ir a su habitación, empezaron a sonar golpes de jarrones rompiéndose, cada vez más cerca. Llamó a su madre, pero nadie le contestaba, nadie.

Cerró su puerta, pero eso no sirvió de nada, porque el monstruo que se coló en su casa podía desgarrar la puerta de un golpe. Al entrar el monstruo, el niño se desmayó.

Después de cinco días despertó en el hospital del coma, sin un brazo. El niño quedó traumatizado de por vida y se mudaron de casa a una de China. Allí no pasó nada, pero siguen escuchando sonidos del monstruo cada noche.

Un día, salió en las noticias que ciento sesenta y ocho personas habían muerto por razones desconocidas en la ciudad en la que él vivía.

Iván.


Hace dos años Antonio y David, como cada tarde, volvían de clase pasando por el mismo callejón de siempre, pero ese día David y Antonio entraron en el callejón y al momento personas con máscaras de elefante los secuestraron.

Más tarde Antonio apareció en su cama, pero no recordaba nada: sus padres, familia, amigos.

Pero Antonio durante dos años tenía siempre la misma pesadilla: una pesadilla en la que una niña le perseguía gritando en nombre de un niño llamado David.

Antonio, ya cansado, decidió buscar a David.

Antonio volvió al callejón, se adentró en él y encontró a David, pero estaba cambiado, ahora era el líder de esa secta y tenía a un elefante asesino como mascota.

Después de una pelea sangrienta con esa secta, Antonio logró salvar a David y después de eso Antonio dejó de tener esas pesadillas sabiendo que salvó al que una vez fue su mejor amigo.


FIN

Jorge.


LA OUIJA

Era una noche con los amigos, fuimos a una casa abandonada cerca de la carretera. Íbamos a hacer una ouija. Nos pusimos todos alrededor de la ouija e invocamos a Satanás. Cuando ya estaba con nosotros, se puso a romper todo allí. Entonces empezamos a correr y le dejamos allí. Cuando estábamos en el pueblo, todavía escuchábamos a Satanás y empezó a tirarnos cosas; empezamos a correr como si no hubiese una mañana.

Nos fuimos al corral de Ricardo y allí nos metimos Carlos, Ricardo, Ismael, Daniel y yo. Justo empezó a sonar la puerta como con unos golpes. Dijimos quién es y no contestó nadie. Lo volvimos a preguntar y nada. De repente, se apagaron las luces, nos juntamos todos y oímos pasos. De pronto, me tocó algo, lo agarre y era Satanás. Abrimos la puerta y corrimos sin parar.

El primero que murió fue Daniel, nos lo puso justo enfrente de nosotros y nos fuimos por una calleja y vimos a Alejandro muerto y eso que no estaba con nosotros. Directamente fuimos a la policía y se lo contamos todo. El policía nos encerró en una celda rodeada por policías. Nos pusieron cloroformo, después de un rato me desperté y vi todos los policías muertos y me volví a dormir.

Raúl.


EL NIÑO

Estábamos jugando en el parque al fútbol, un amigo dio una patada muy fuerte al balón. El balón se metió en el bosque y mi hermano y yo fuimos a por él. Iba muy rápido, no le podíamos coger.

Lo perdimos, estábamos cansados de correr, sentados en el suelo apoyados en un árbol. Miré de frente y vi el balón y le dije a mi hermano que estaba allí. Corrimos a por él, pero, cuando llegamos, ya no estaba. Estábamos en una parte del bosque en la que la luz no pasaba por la densidad de las hojas de los árboles. Al fondo vimos una casa, nos acercamos a ver qué era, estaba vieja, abandonada.

Estábamos lejos del pueblo y no sabíamos volver, era casi de noche, así que nos metimos en la casa. Cuando entramos y avanzamos por el oscuro pasillo, se encendieron unas velas que estaban colgadas en una pared. Avanzamos hasta el final del pasillo hacia una puerta que estaba abierta, la chimenea estaba encendida, pero no había nadie.

Detrás de nosotros escuchamos un golpe muy fuerte y vimos una sombra. Yo me di la vuelta para mirar, pero, cuando miré a la chimenea, mi hermano ya no estaba. Salí corriendo por la ventana de la habitación que estaba abierta. Corrí hasta que no pude más y por fin vi las luces del pueblo.

Cuando llegué a casa, mis padres estaban preocupados porque era muy tarde y ni mi hermano ni yo estábamos en casa. Les conté lo que pasó con mi hermano y fueron a la policía. Empezaron a buscarle y yo les indiqué la dirección de la casa. Pero ellos dijeron que estaban registrando la zona entera y que no había ninguna casa cerca. Un mes después de desaparecer le dieron por muerto y paró la búsqueda.

Estuve días, meses y años sin saber nada de él y continuando con mi vida. Una noche, después de trabajar, me fui a casa y cené. Cuando me dormí, caí en un sueño en el que me encontraba en un lugar extraño y me sonaba. De pronto recordé que era el bosque en el que vi a mi hermano por última vez.

En el sueño estaba caminando hacia la casa y cuando entré se encendieron las velas. Fui hacia la última puerta del pasillo y allí vi a mi hermano muerto. De pronto, me desperté.

Samuel.


HISTORIAS DE MIEDO

Hace unos años en una casa muy lejana vivía una familia muy extraña formada por cuatro personas misteriosas: la niña era pálida, con el pelo negro, muy delgada y acostumbraba a dormir por el día; el hijo era rubio y muy fuerte, parecía un buen niño, pero realmente lo que nadie sabía era que él era un asesino. Por las noches, mientras todos dormían, se escapaba de casa y mataba. Los padres que eran pálidos y de pelo castaño, los dos sorprendentemente iguales como dos gotas de agua, parecían un matrimonio normal y corriente pero también guardaban un secreto.

La hija iba a un colegio de personas normales, tenía muchos amigos con los que jugaba y se divertía; pero nunca los invitaba a su casa; ya que, si la hubiesen visto, se habrían asustado; porque tenía cadáveres de sus víctimas.

Un día los amigos la vieron por la ventana y pudieron ver cómo los padres arrastraban una bolsa gigante chorreando sangre, entonces empezaron a sospechar. Cuando la chica llegó a clase, le empezaron a preguntar. La niña se puso muy nerviosa, le crecieron los colmillos y se le pusieron los ojos rojos. Ella, al darse cuenta, se esfumó rápidamente para protegerse en su casa. Todos los niños la siguieron y ella no pudo evitar la desgracia...

Lo que no sabían era que ellos eran vampiros y todas las noches mataban animales indefensos para chuparles la sangre.

Sara.


Responsable de la página: Sonia Gara Arboleya Olivares
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