Escribir de miedo

2ºB

La niña de la luna salía a medianoche al colegio abandonado, ella sola porque no tenía amigos. El colegio estaba abandonado porque decían que un espíritu vivía allí y el espíritu era su hermano que falleció en el incendio que terminó con más de mil muertos.

Por las noches la niña solía llorar para llamar al espíritu de su hermano y creer que la acompañaba toda la noche.

Soplaba fuerte el viento en una noche de tormenta, sonaban los golpes que daban las ramas de los árboles a las ventanas de su habitación. La niña se levantó y fue rumbo al patio donde se encontraba la zona donde jugaba con su hermano. Eran exactamente las 6 de la madrugada, ya se veía cómo salía el sol.

Sobre las ocho la niña escuchó como sus padres se iban, algo bastante extraño, ya que sus padres no trabajaban; pero aun así no le dio importancia. Como todos los días, fue al colegio, pero esa vez vio algo extraño: algo que no estaba los otros días, habían cerrado el colegio. ¿Y ahora cómo iba a entrar la niña? No podía entrar ni por la puerta, ni por las ventanas, no tenía por dónde entrar y no se lo tomó muy bien, porque eso suponía no poder visitar más a su hermano y, si se lo decía a sus padres, pensarían que estaba más loca de lo normal.

Ese día la niña no volvió a casa, cosa que a sus padres no les importó. Estaba pensando en cómo haría para poder entrar. Para ella sería muy raro no poder hacerlo, pensó que hasta su vida sería diferente. Pensó que lo mejor sería contárselo a sus padres, aunque pensarían que estaba loca; pero ella solo necesitaba contárselo. Llegó a casa y se puso a hablar con un poco de timidez al principio. Sus padres se lo tomaron bien, sin darle mucha importancia; pero luego pensaron en llevarla a un internado porque querían que cambiase un poco. La niña se quedó muy seria, pero le pareció bien podría intentar hacer amigos... llevarse bien con la gente.

Sus padres la dejaron en el internado y ni siquiera se despidieron de ella. Lo que no sabían es que sería la última vez que la verían.

La niña iba bien, aún no tenía amigos, pero habría que darle tiempo. Llegó la noche y la niña presenció un hecho extraño: vio un cuerpo, era su hermano; pero esa vez le notaba diferente, un poco enfadado y con un arma blanca en la mano derecha. La niña sin saber qué hacer intentó defenderse, pero la atacó y no le dio tiempo.

Al día siguiente se la encontraron muerta con las venas cortadas y con la palabra muerte en la cara, dibujada con sangre . Llegaron demasiado tarde.

Adriana.


Azul

Hola, os voy a contar una historia que os congelará los huesos.

Hace cinco años iba por la calle y me encontré con una casa abandonada con niebla espesa, telarañas...

Ese día tenía un mal día y me fui a investigar los territorios de mi pueblo. Me hablaron mucho de ella, así que fui a comprobar si todo lo que me dijeron era real. Al llegar lo único que vi fue una verja de cuatro metros cerrada con candado, así que tuve que saltarla y me hice daño al bajar, pero, mientras iba por el camino de piedras que lleva a la casa, vi muchas sombras de personas; pensaba que estaba en el inframundo. Al llegar a la casa, subí cuidadosamente las escaleras del porche y vi que chirriaban. Al fin y al cabo la casa es antigua, me contaron que había fantasmas; pero yo no los creí, creo que estaba equivocado.

Vi una niña corriendo por el terreno que llevaba un vestido azul, no le di mucha importancia y me adentré a la casa. Lo primero que vi fue unas largas escaleras, muchas telarañas y velas gastadas. Decidí atreverme y subir por las escaleras, pero sin darme cuenta me agarré de la barra de las escaleras y se cayó. Me miré las manos y las tenía llenas de sangre, me fijé y vi que la barandilla estaba chorreando de sangre. Me asusté, pero seguí adelante. Mientras que subía, vi otra sombra esta vez. Era de un lobo y me pareció verlo aullando. Amo los animales y decidí llamarle, pero no vino.

Seguí subiendo y había muchas puertas. Fui abriendo de una en una. En una estaba el baño cubierto de sangre y olía a putrefacción, las cortinas se movían por el viento y la ventana era enana. Entré en otra y había una habitación. Esta estaba normal, pero la puerta hacía ruidos extraños. A los cinco minutos de descanso (tanto susto agota) fui a observar las otras dos habitaciones que me quedaban: una estaba vacía y en la otra había una cama cubierta de sangre con una niña vestida de azul, también cubierta de sangre con marcas de algunas manos en el camisón, se dio la vuelta y vi que tenía un cuchillo en la mano. No me dijo nada, pero de repente se levantó y me dijo que yo era la culpable, pero no sabía de qué me estaba hablando. Me dijo otra cosa, pero no la entendí. Me fui echando poco a poco para atrás, porque la niña estaba caminando despacio hacia mí. Vi las escaleras y eché a correr. La niña me perseguía. Me propuse despistarla, pero no pude. Me siguió hasta una caseta que había al lado de la casa y me quedé ahí hasta que se fue.

Intenté salir, pero no pude. Habían puesto algo, no sabía qué era; pero había muchas cosas en la caseta; así que cogí un martillo y le di golpes a la puerta y a las paredes. Se abrió, pero, cuando salí, noté que alguien me estaba observando. Intenté salir corriendo hacia la verja, pero alguien me seguía. Pude despistarla y me fui a mi casa. Me propuse no volver, ya que pasé mucho miedo.

Fin

Aitana.


EL VAGABUNDO

Mi historia se remonta a una semana atrás en una cena con mis amigos.

Estábamos tranquilos y de relax, cuando Javier vino llorando diciendo que se sentía muy raro, controlado.

Yo le dije que se tranquilizara, que seguro era cansancio, pero al paso de una hora empezó a ponerse muy pálido y a vomitar con estruendo. La verdad es que me asusté un poco, llevaba ya veinte minutos vomitando muy fuerte.

De repente paró y dijo que un vagabundo le perseguía para darle algo de comer.

Luego acabamos con la cena, nos tomamos una copa y después decidí irme.

Pero para mi mala suerte un vagabundo estaba al final de la calle.

-Será otro Diferente -pensé, al pasar aterrorizado por el lado.

Una voz oscura, temblorosa y ronca me habló:

-¿Me das algo para comer? -preguntó.

Salí corriendo con un sudor que recorría todo mi cuerpo hasta llegar a casa.

A la media hora después sonó el timbre.

-¿Quién es? -pregunté con miedo.

-Yo -respondió una voz conocida.

¿Era mi madre?

Sí, era la voz de mi madre.

Contento y un poco aliviado abrí la puerta.

Pero, para mi fatal sorpresa no era mi madre quien estaba ahí, sino el vagabundo y con esa voz ronca dijo:

-¡Voy a comer!

En ese mismo instante unas enormes ganas de vomitar recorrían mi cuerpo. Y empecé, no podía dejar de pensar y darle vueltas a esto.

Un dolor recorrió mi cuerpo sentí como si se me cortaron unos cables dentro. Todo se tornó borroso, pero claramente podía ver mi corazón fuera y al vagabundo riéndose.

Borja.


Todo comenzó el día en que Candela y su hermano pequeño fueron a casa de su abuela, se aburrían bastante y decidieron indagar.

Comenzaron a investigar una habitación pero no había nada extraño, entonces fueron al desván y sintieron un aire terrorífico al subir.

Había un baúl con fotografías familiares, cartas, postales de viajes y más recuerdos...

Al principio esos recuerdos no les servían para nada; pero, según transcurría el tiempo, se iban dando cuenta de que esos recuerdos eran muy importantes para su investigación sobre la casa de su abuela.

De repente su abuela les llamó y tuvieron que bajar a la cocina, ya seguirían investigando otro día.

El lunes volvieron a casa de su abuela y siguieron indagando el desván, gracias a los recuerdos del baúl y la ayuda de su abuela consiguieron saber quiénes eran los antiguos propietarios de su casa y por qué se habían mudado.

Los antiguos dueños se mudaron, porque no aguantaron más; esa casa estaba llena de espíritus malvados. Entonces sus abuelos compraron la casa, era preciosa pero no sabían todo lo que había en ella.

Unos días después descubrieron que en el desván había una puerta secreta, estaba camuflada y tenía un candado.

Corrieron hacia la cocina y avisaron a su abuela, subieron los tres muy rápido hasta llegar al desván. La abuela estaba muy asustada y asombrada, porque en todos los años que llevaba viviendo en esa casa no se había dado cuenta de que esa puerta estaba ahí. Intentaron abrir el candado para poder acceder por la puerta, estaba cerrado muy fuerte y además ellos estaban muy nerviosos. Candela dio la idea de ir a la planta de abajo y relajarse un poco, no podían seguir así de nerviosos...

Los dos hermanos no pudieron dormir en toda la noche pensando qué había detrás de esa misteriosa puerta. Nada más salir del colegio fueron a casa de su abuela a comer y aprovecharon para seguir investigando el desván y la puerta secreta.

Los tres volvieron a subir al desván otra vez, tras un largo tiempo pensando, decidieron seguir buscando pistas porque a lo mejor así podrían encontrar alguna llave que coincidiera con el candado.

El hermano de Candela encontró en el baúl varias llaves, su abuela se alegró muchísimo porque seguro que coincidía con el candado. En efecto, una de ellas coincidía y consiguieron entrar la llave. Los tres se miraron nerviosos y a la vez ansiosos, porque querían descubrir qué había detrás de la puerta, tuvieron mala suerte porque justo en ese momento llamaron al timbre, era su madre que venían a recogerlos.

Su abuela cogió la llave con fuerza y se la guardó, les prometió a Candela y a su hermano que no la iba a abrir aunque estaba ansiosa, les esperaría porque todo ese trabajo lo hicieron ellos y se merecían abrirla.

El día siguiente su abuela les esperaba nerviosa, pero contenta, subieron al desván y fueron los tres directos a la puerta. Metieron la llave, la giraron y Candela empujó la puerta. Estaba muy oscuro entonces su abuela cogió una linterna y comenzaron a entrar. Era un lugar muy extraño, tenía las paredes llenas de dibujos con seres malvados y Candela señaló al fondo, había un bulto y se asustaron bastante. Ella no quería destaparlo, porque estaba aterrorizada; pero sacó su vena valiente y con un paso firme lo destapó, no se lo esperaban para nada, era el esqueleto de alguien. Su abuela se fue corriendo porque no se lo esperaba, pero Candela se quedó allí firme y lo alumbró con la linterna. Unos minutos después alumbró mejor al esqueleto y se dio cuenta de que había una carta al lado, la cogió y la llevó al salón para leerla más tranquila.

Esa carta fue escrita por el hijo de los antiguos propietarios, ponía que él ya no podía más con los espíritus malvados. Entonces se encerró en esa habitación secreta para ver si así conseguía estar en paz, pero no fue así porque antes Candela encontró dibujos en las paredes de esa habitación figuras extrañas y malvadas. Las había dibujado el niño, según él estaba poseído y la casa estaba llena de espíritus.

Lo primero que hicieron fue volver a cerrar esa puerta y no volvieron a entrar jamás. Más adelante su abuela decidió mudarse, la casa era terrorífica y le pasó al igual que al niño que encontraron en la habitación. Ya no podía más y no podía seguir viviendo allí.

¿Qué les pasará a los próximos propietarios de esa casa terrorífica?

Candela.


MUJER DE LA BOCA CORTADA

Su origen no es del todo claro, ya que por un lado nos hablan de la historia de una mujer que fue mutilada salvajemente por su marido una vez que regresó en forma de espíritu maligno, pero hay otra versión de una mujer que fue encontrada con dicha cortada después de un accidente con un automóvil.

La leyenda cuenta que esta mujer suele aparecerse con una mascarilla quirúrgica, lo que es normal en los japoneses que buscan cuidarse de resfriados o enfermedades. Sus víctimas son principalmente niños y, si la llegases a encontrar, te detendrá y te preguntará si es bella. Si respondes que no, te cortará la cabeza con unas tijeras, pero si respondes que sí, se quitará la máscara mostrando su boca cortada y volverá a preguntar si es bella, si en esta ocasión respondes que no, te cortará a la mitad; pero, si respondes que sí, se alegrará y te cortará la boca de oreja a oreja dejándote como ella.

Es imposible correr y escaparse, ya que, si lo intentas, ella reaparecerá frente a ti y no se irá hasta que contestes a su pregunta. Tal ha sido el miedo por esta leyenda que varios colegios hacen que sus profesores acompañen a los alumnos a sus casas para que lleguen seguros.

Carmen


Un día, hace bastante tiempo me ocurrió algo extraño, esto sucedió a principios del año pasado.

Una tarde estando yo en casa se apagaron las luces, en ese momento me empecé a asustar un poco, porque no había nadie en mi casa; pero al rato se encendieron y se apagaron hasta llegar al punto que se quedaron algunas encendidas y otras apagadas.

Yo en ese instante estaba en la sala y decidí salir al patio para ver si las demás casas estaban sin luz.

Cuando estaba llegando, todo era oscuro, con una niebla que tapaba todo el cielo, donde las cortinas que estaban detrás de la puerta no paraban de moverse, como si se fueran a salir mientras que las luces no paraban de parpadear y, cuando se miraba por la ventana o cualquier puerta, no dejaban de aparecer rayos y truenos. Según abrí la puerta y salí, vi cómo una sombra pasaba por detrás de mí, noté como si algo me rozase y, cuando me fui a dar la vuelta, una cara desconocida me golpeó en la cabeza y caí inconsciente al suelo.

Después de esto me desperté y no me acordaba muy bien de todo lo que me había sucedido.

Unos días después, andando por mi casa, me acordé de aquello que me había pasado y fui al lugar donde aquel hombre extraño me había golpeado. Anduve por el patio y al lado de ese sitio, había una maceta donde me di cuenta de que había un reloj. Lo cogí y pregunté a mi madre, a mi padre y a mi hermano si era de alguno de ellos, pero todos me dijeron que no; así que yo creí que era de ese hombre que se le habría caído al huir. Miré la marca, era una marca muy rara, así que recordé que donde yo vivía solo había una tienda de relojes y decidí ir para investigar. Cuando llegué, esperé mi turno y pregunté al vendedor si recordaba quién había comprado ese reloj, él se puso a recordar y al fin lo recordó, me dijo que fue un hombre un poco misterioso el cual vino y le pidió que, cuando estuviera a la medida de su muñeca, se lo llevase a una cierta dirección.

Yo al escuchar eso intenté que me diese aquella dirección, la cual tenía encima de la mesa, porque si no, no podría seguir averiguando. Me di cuenta de que en la tienda había algunas personas más y el vendedor se puso a atenderlas. Yo empecé a pensar para ver cómo podía conseguir la dirección, hasta que de repente el vendedor entró en el almacén y era el momento justo de cogerla y salir corriendo.

Al salir de la tienda me alejé un poco por si acaso y la leí. La dirección tenía un nombre bastante raro.

Me dirigí a aquella dirección. Cuando llegué, me sorprendí porque no era una vivienda sino un garaje, la puerta estaba cerrada y las ventanas abiertas, entonces me asomé para ver qué había en el interior. Al asomarme vi a dos hombres hablando y con mucho cuidado escuché la conversación que mantenían. Decían que tenían que recuperar el reloj que se le había perdido y tramaron un plan, el cual estaban anotando en una pizarra y consistía en volver a una de las casas, en la que se entretuvieron un poco más porque no esperaban encontrarse con nadie y se encontraron conmigo. Además oí que pensaban hacerlo esa misma noche, así que corrí hasta la policía para contarles lo que estaba pasando.

Llegué, me pasaron a la oficina y conté todo lo que me había sucedido. Entre todos organizaron un plan contando con mi ayuda para atraparlos.

Cuando se hizo de noche, unos policías y yo nos escondimos en una de las habitaciones y otros pocos en otra habitación que había en el patio para que no pudiesen huir saltando la pared. Estábamos todos en silencio y oímos unos pasos que se dirigían hacia el patio, cuando abrieron la puerta del patio se llevaron una gran sorpresa estaban rodeados por todos lados. Al fin los pillaron in fraganti y no les quedó otra que confesar todos sus delitos, que no eran pocos, fueron detenidos y llevados a la comisaría.

Yo al fin ya estaba tranquila, porque iban a cumplir unos pocos años en la cárcel.

Clara.



Una noche oscura y lluviosa decidimos después de tantos planes ir a visitar la ciudad encantada en la que ocurrió de todo, íbamos mi amigo Pedro y yo. Llegamos al hotel en el que murió una persona. Era un hotel en el que no había nadie debido a que eran las 3 a.m., porque llegamos a esa hora del viaje. Las luces apenas funcionaban había cuatro pisos con tres habitaciones cada uno.

Entré en la habitación en la que murió una persona y se había quedado el espíritu. Abrí la puerta y me vino una racha de aire que me quería dar señales de algo quizás no debería entrar, pero entré. Cuando entramos nada más llegar, estuvimos revisando el piso. Había dos camas: una cerca de la puerta y otra cerca del baño. Eran peligrosas las dos. Elegí la de la puerta.

Estábamos en la primera noche y eran las 5:00 empezaron a sonar ruidos nos despertamos mi amigo y yo, ya que ese ruido era fuerte; pero no volvió a pasar nada. Cuando se hizo de día, fuimos a comprar el pan; ya que hay que comer fuimos al restaurante a comer y diréis para qué compras pan para la cena estábamos comiendo y vi a una chica guapa de la que me enamoré y ella también me miró y nos enamoramos. Ella se vino con nosotros hacia el hotel cuando estaba anocheciendo decidimos ir al castillo encantado no hicimos unos bocadillos de tortilla de patatas y fuimos.

Cuando nos bajamos del coche, era un castillo enorme en el que la puerta estaba cerrada, pero una ventana se hallaba abierta. Ya entendimos por qué estaba cerrada y no se podía abrir. Estábamos dentro y hacía frío menos mal que íbamos bien abrigados estábamos cenando los bocatas y empezó a venir un aire fuerte y ruidos fuertes. Salimos corriendo, intentamos ir hacia la puerta; pero no se abría. Vimos a una niña de blanco y con los pelos hacia delante. Era la típica niña, pero que de cerca da más miedo y soltó un grito. Decidimos escapar por la ventana. Escapó Pedro, pero mi novia y yo no; porque se cerró la ventana. Conseguimos bajar al sótano y volvimos a subir, pero por la alcantarilla daba un poco de asco, pero escapamos. Fuera estaba Pedro, que se asustó; pero luego se empezó a reír. Cuando íbamos rápido a escapar, se cerraron todas las puertas y se pusieron vallas por todos lados, pero podíamos saltar las vallas. Cuando estábamos saltando, salieron pinchos, pero pudimos escapar fuera había murciélagos que atacaban.

Arrancamos a correr y logramos escapar, cogimos el coche y llegamos al hotel con ganas de dormir. Claro, nosotros no nos acordábamos de que esa casa estaba embrujada, pues esa noche fue la peor empezaron a sonar ruidos una hora después de habernos acostado. Pedro notó como si alguien lo tocara y yo como si me soplaran y se tumbaran encima de mí. Cuando nos despertamos, nos estuvimos contando estas cosas; pero, un momento, y Lucía mi novia no estaba en ningún sitio. La llamamos y menos mal que nos cogió el móvil. Dijo que había ido a explorar el convento, le dijimos que si estaba loca, que ahí había espíritus de monjas. Nos vestimos y sin desayunar fuimos hacia allí.

Cuando llegamos, nos bajamos corriendo y entramos y empezamos a gritar: ¡Lucía, Lucía!; pero no nos contestó hasta que escuchamos un grito agudo de Lucía. Fuimos corriendo y llegamos dónde estaba y miramos y... ¡Una monja muerta con una ouija, encendidas las velas y todo! Nos fuimos corriendo al hotel, recogimos las cosas y nos fuimos a nuestras casas.

Cuando llegamos, fuimos a una mujer que nos quitaba los espíritus. Y 10 años después nos casamos Lucía.

FIN

Daniel.


Era una noche tranquila, iba caminando por una calle oscura llena de silencio en la que no había indicios de vida. Iba de camino a casa hasta que de repente escuché un fuerte ruido que hizo que se me parara el corazón. Fui a investigar qué sucedía y la verdad "es" que me arrepentí de haber pasado por esa calle. Nada más ver aquella cosa salí corriendo como nunca, incluso me caí de lo rápido que iba.

Sentí que una siniestra sombra me perseguía, pero me paré y detrás de mí no había nada, así que me tranquilicé y me fui a casa. Lo que vi fue a un hombre totalmente terrorífico haciendo movimientos extraños, no vi exactamente lo que estaba haciendo, pero seguro que no era nada bueno.

Le pregunté a mi padre que si en la calle soledad vivía alguien, y me preguntó:

-¿Por qué te interesa tanto esa calle? ¿No habrás pasado por allí verdad?

-NO, NO -le respondí, ya que le noté un poco asustado.

Decidí ir de nuevo, para ver si ese hombre seguía merodeando por allí, pero eso sí, fui con mucho cuidado pensando que me jugaría la vida volviendo a aquella dichosa calle.

Cuando llegué, había una luz encendida en uno de los callejones, entonces sin dudarlo me acerqué hacia ella para ver de qué se trataba. Fui y de repente un grito angustioso destrozó como si nada mis sensibles oídos. Salí corriendo a toda velocidad, pero eso sí, esa vez no me iba a quedar tan tranquilo. Lo que hice rápidamente fue llamar a la policía y avisar a mis padres, les hablé de un asesinato, ya que el grito fue descomunal.

La policía y la gente del barrio se acercaron al lugar del aviso y lo que encontraron no era nada agradable. Hallaron el cuerpo de una persona, sin signos de violencia, pero con los ojos totalmente en blanco. Al lado de ella se encontraba una hoja de papel manchada de sangre en la que ponía: "TU SERÁS EL SIGUIENTE".

Darío.

EL ÚLTIMO DÍA DE OZE MANUE

CAPÍTULO 1

• Las primeras horas de Oze Manue:

Un día normal y corriente en fiestas del pueblo a las 3 a.m se abre una puerta. Oze, como iba un poco perjudicado, dijo: "El listo de los sustos que salga". Y salió Esmeregildo y entonces entró en la casa y vio algo que salió corriendo como si le intentan robar se va a su casa .

Al día siguiente se levantó y fue a la casa y se encontró a Esmeregildo y al muerto. Lo secuestraron y le metieron en una sala en que había tres esqueletos en cada esquina y una silla.

CAPÍTULO 2

-LOS ÚLTIMOS MINUTOS DE OZE MANUE:

A la habitación oscura de color negra con esqueletos en las esquinas se le cayó la pintura del techo; mientras Oze escuchó disparos y pasos y, de repente, ¡PAM!

Oze estaba desangrado, pero no se veía nada y otra vez, ¡PAM! Se cayó Oze sobre el suelo lleno de sangre y hasta que Esmeregildo lo mató a base de cuchillo y hacha y se lo comió.


Ismael.


Empieza la aventura...

Era una noche oscura, con mucho viento, los árboles parecían que se iban a caer. Estaba yo con mis amigos y se nos ocurrió la espeluznante idea de hacer una ouija.

Hicimos un círculo, encendimos las velas, nos agarramos todos las manos y empezamos la ouija y... dijimos:

- ¿Hay alguien ahí? -Y se cayó un jarrón que hay en la mesa del salón y todos nos asustamos mucho.

Seguimos con la ouija y... le preguntamos:

-¿Quién eres?

Empezó a moverse la flechita de la ouija y marcaba S,A,T,A,N,A,S. Era satanás, el demonio. Todos nos asustamos mucho más. Mi amigo Juan nos dijo:

-Parad ya la ouija.

No le hicimos ni caso y seguimos con la ouija. Entonces le preguntamos:

-¿Qué quieres?

Y la ouija marcó: M,A,T,A,R,O,S. ¡Mataros! Nos volvimos todos locos, paramos la ouija y nos fuimos todos de esa casa. Nos montamos en el coche y a mitad del camino nos encontramos una niña muerta en medio de la carretera

y no le dimos importancia y seguimos hacia adelante y nos encontramos a la niña de la niña de la curva en una recta. Esa noche ocurrieron cosas extrañas.

FIN

Javier.


MADDIE Y LA NOCHE TERRORÍFICA

Maddie es una niña de trece años que vive a las afueras de una gran ciudad, sus padres son jóvenes y no tiene hermanos ni hermanas.

Una mañana de invierno en esa casa fría a las afueras de la ciudad, Maddie se levantaba de su cama con miedo. Ella había tenido una pesadilla en la que se escapaba de su casa y unos espíritus la perseguían. Intentó no pensar en eso y bajó a desayunar, se hizo el desayuno, se sentó en la silla y sentía a alguien detrás de ella. Quería salir de casa a relajarse, como solía hacer cuando se encontraba incómoda; pero, como había tenido esa terrible pesadilla, no pudo salir.

Cuando sus padres se levantaron, desayunaron y se fueron a dar un paseo. Maddie se puso a hacer las tareas de la casa, hizo la comida, limpió todo y se tumbó en el sofá y se quedó dormida.

Cuando ella se despertó no estaba en el sofá ni en su habitación ni en su casa, ella no sabía dónde estaba, se levantó y empezó a explorar el lugar. ¡Estaba en casa de sus abuelos! ¡Ellos habían muerto hace años! Ella se empezó a asustar, porque estaba viendo a sus abuelos delante de ella. preguntándole qué pasaba. ¿Cómo era posible? Ellos habían muerto o al menos eso le habían dicho.

Se fue a casa corriendo. Como estaba sola, encendió la tele para no tener miedo, pero en la tele apareció algo terrorífico: sus padres habían muerto por un accidente.

Maddie desesperada se fue a su habitación y empezó a llorar. Cuando estaba acostándose en su cama, sonó la puerta. Se asomó por el hueco de las escaleras y vio cómo sus padres se sentaban en el sofá con una actitud y movimientos raros. Los saludó desde la escalera y no le contestaban. Sin que ellos la vieran, bajó a la cocina con cuidado y los estuvo espiando. Vio que traspasaban las puertas y paredes y se dio cuenta de que lo que estaba viendo eran los espíritus de sus padres.

Tratando de no hacer ruido, abrió la ventana de la cocina que daba al jardín delantero, saltó la verja del jardín y se cayó. El ruido de la caída provocó que los espíritus la vieran. Después de que los espíritus abrieran la puerta de casa y salieran corriendo, Maddie se levantó y corrió todo lo que pudo, pero el camino del bosque no acababa nunca. Empezó a sentir cómo los espíritus la rodeaban y la agarraban de las piernas. Se dio por vencida y dejó que los espíritus la cogieran.

Ella murió asesinada por los espíritus.

FIN

Jimena.


EL SER

Soy una chica bastante tranquila, con pocos amigos, no me fío de nadie.

Antes solía ser curiosa en todos los sentidos, en cuanto veía algo fuera de lo normal, ahí iba yo.

Pero, hace doce años me ocurrió algo que me hizo perder toda esa curiosidad.

Tenía catorce años, estaba en mi antigua casa, me acuerdo perfectamente de la hora en la que empezó todo, eran las 8.33 de la tarde. Yo estaba arriba en mi habitación encerrada haciendo tarea como siempre. Mi mesa estaba mirando hacia la ventana, con lo cual se podía reflejar todo lo que había detrás de mí que era la puerta, el armario y la cama. Maldigo el momento en el que miré a la ventana, lo que vi no me gustó nada: era una figura alta y oscura de pie junto a la puerta, miré hacia atrás y no había nada, no le di mucha importancia pensaba que eran imaginaciones mías, ya que estaba cansada de tanta tarea. Pero volví a mirar a la ventana y la volví a ver esta vez más cerca, miré hacia atrás y no vi nada y así otra vez hasta que mi madre me llamó desde abajo para ir a cenar.

Después de cenar volví a mi habitación y me senté en la cama a leer mi libro favorito, uno que trata sobre espíritus malignos y ouijas, mi cama estaba mirando hacia la puerta y la puerta estaba entreabierta. Terminando de leer miré hacia la puerta y vi una sombra. Pensé que era mi padre, pero me parecía raro ya que eran las 21.15 y él llegaría sobre las 23.00 del pádel, la verdad es que no le di mucha importancia asi que apague la luz y me dormí. Al poco rato sentí como se hundía una parte de mi cama y algo me tocaba suavemente, el tacto era algo extraño, áspero, me recorría por las piernas y, cuando llegó a los pies, sentí que me quería agarrar; pero encendí la luz y no había absolutamente nada, esta vez si me asusté bastante y me desvelé durante unas dos horas. Luego me dormí hasta la mañana siguiente.

Era viernes pero no había clases, mis padres tenían que trabajar y me quedé cuidando de mi hermano pequeño, fui a su habitación para ver si seguía dormido y, como vi un bulto en la cama, di por hecho seguía dormido, así que bajé a desayunar, pero lo que me encontré abajo me desconcertó bastante. Vi a mi hermano, al mismo que hacía un momento había visto en su cama, en el sillón del salón.

Rápidamente subí hacia su habitación, pero ya no había nada. Me quedé un rato mirando la cama pensando qué había podido pasar, el armario que tenía a las espaldas sentí como poco a poco se abría y de ahí salía algo tenebroso, era negro como la misma oscuridad, los ojos rojos como las puertas del mismo infierno, tenía aspecto como un demonio o un alma en pena circulando por el limbo buscando un cuerpo al cual poseer. Era muy fino y tenía unas manos con unas uñas tan afiladas que parecía que tenía cuchillos en las manos, sentía como me intentaban agarrar. Me di la vuelta y como es de esperar no había nada.

Estuve muchos días sin dormir, queriendo volver a encontrarme con ese ser para saber qué era, buscaba respuestas lógicas, pero no las había. Pero una noche cuando ya pensaba que no iba a volver a encontrarme, apareció, estaba en el pasillo en frente de mi habitación, observando, sentía sus cuencas vacías como un agujero sin fin mirándome, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y de repente se abalanzó corriendo hacia mí, cerré los ojos, grité y se esfumó.

Desde ese día descubrí que a veces la curiosidad no es tan buena.

Judith.


Una noche de verano, a las tres de la madrugada me desperté con un ruido muy fuerte, era una niña gritando que venía del bosque tenebroso, que dicen que cuando entraban los niños desaparecían, nadie sabía por qué y cómo. La gente, cuando decían que había desaparecido una niña o un niño, se metían en su casa con mucho miedo. Yo con mucho miedo me fui hacia la ventana para ver si veía algo, pero no veía nada, todo estaba oscuro y solo se escuchaba los aullidos de los lobos y el aire soplando.

Yo, como soy una niña muy curiosa e investigadora, no pude evitar vestirme y salir al bosque tenebroso. Encendí la linterna y empecé a andar hacia el bosque tenebroso. Justo a la entrada me paré porque tenía miedo, pero pensé que era muy valiente y que no podía pararme allí, así que seguí hacia delante. Me choqué con una rama de un árbol y del susto grité tan fuerte que los lobos se callaron de golpe. Empecé a correr y se me apagó la linterna, miré el móvil y se me había apagado porque se había quedado sin batería; no sabía qué hacer y salí corriendo, me choqué con un árbol y me caí.

Cuando desperté, me encontré en una casa abandonada, a mi lado había muchos niños y niñas y tenía mucho miedo; intenté salir por algún sitio, pero todo estaba cerrado, había una niña pequeña gritando y pensé que era la niña que escuché desde mi casa, la pregunté qué era esto y por qué estaban allí. La niña solo me decía que tenía miedo, no decía otra cosa y otro niño gritaba: "¡¡Capa negra, capa negra¡¡"

Yo intenté relajarme para pensar en cómo salir de ahí, pero cada vez me ponía más y más nerviosa, tenía esa sensación de que va a pasar algo, pero no sabía el qué.

Escuché pasos y el corazón cada vez me latía más y más rápido; la puerta se abrió de golpe y sí, era Capa negra, tal cual como me lo describieron, me quedé blanca y casi me desmayé.

Paralizada, con el corazón latiendo muy fuerte y el miedo que tenía, me quedé en el sitio sin hacer nada. Capa negra vino hacia mí, me ató y me metió en un saco, yo intenté escapar; pero no era capaz, era imposible.

Miré un bolsillo de Capa negra y tenía un cuchillo, yo lo cogí sin que se diera cuenta y me lo metí en el saco justo antes de cerrarlo; tenía un plan, pero tenía mucho miedo porque no sabía a dónde me llevaba.

Me llevó a una sala donde había mucha sangre, casi me desmayé; pero no podía, porque me habría matado. Abrió el saco, pero no podía escapar, porque me había atado. Escuchaba cómo afilaba un cuchillo muy largo.

Cuando me iba a coger, le apuñalé con el cuchillo, me quité las cuerdas con las que estaba atada y salí corriendo; vi una puerta y...¡estaba abierta! Fui corriendo hacia los niños y les dije que había una puerta abierta y fuimos corriendo hacia la puerta. Sin embargo, nos encontramos a Capa negra, se me paró el corazón, pero corrí muy rápido para que Capa negra no me cogiera. Cuando salí por la puerta, seguí corriendo hasta salir del bosque tenebroso. Cuando estábamos llegando a la salida del bosque, no sabíamos dónde estábamos, pero seguíamos corriendo porque Capa negra nos estaba siguiendo. Cuando salimos del bosque tenebroso, me quedé sola, solo veía detrás de mí correr a Capa negra. No podía correr más de lo cansada que estaba, así que cerré los ojos y grité muy fuerte del miedo que tenía.

Cuando abrí los ojos estaba en... ¿Mi cuarto? ¿Cómo he llegado aquí? No entendía nada, fui hacia la cocina, mis padres estaban desayunando y me dijeron que ese día había tenido pesadillas, que me pasé toda la noche gritando.

FIN DE MI HISTORIA. Espero que te haya gustado.


                                                                                                      Leire. 


Una noche en mi habitación, miré por la ventana y vi en la farola una lechuza y me sorprendí, ya que en Trujillo no suele haber ningún tipo de pájaro así.

A la mañana siguiente fui a tirar la basura y en la puerta de mi casa había un gato gris atigrado mirándome fijamente; pero, como delante de mi casa hay una cooperativa y ahí siempre hay una gata pariendo, no me sorprendí.

Cuando llegó la noche, vi que mis padres tenían una carta en la mano y una gran cara de preocupación, me asusté, porque mis padres nunca han tenido una cara así. Hubo un silencio incómodo y mi madre dijo:

-Hija, tenemos que contarte una cosa.

Justo cuando me dijo eso, me empecé a preocupar mucho, ya que me asustaron esas palabras.

Pregunté qué pasaba y me respondieron que me había llegado una carta que decía:


Querida señorita Mora:

Ha sido aceptada en este escape room, ya que entre estos 50.000 niños que han enviado la solicitud solo 15 han podido ganar.

La esperamos el día 1 de septiembre en Sevilla, en la plaza de España.

Quedo a su disposición para que me dé una respuesta.


SALUDOS


Me quedé muy sorprendida, ya que yo no recordaba haber enviado una solicitud para un escape room. Les dije a mis padres que qué estaba pasando y me respondieron que fueron ellos quienes enviaron aquella solicitud, ya que mi intelecto es muy alto.

Seguí leyendo la carta y decía que iban a estar en un castillo en Escocia durante un año entero.

Me inquieté, porque me asustaba estar un año entero con 14 niños más que no conocía de nada, pero me gustó la idea de estar participando en un escape room durante este año.

Mis padres me dijeron que si quería ir para que mandaran una respuesta y claramente les dije que sí, ya que solo quedaba una semana para el 1 de septiembre.

Cuando enviaron la respuesta, les pregunté que qué tenía que llevar y me dijeron que leyera por detrás la carta y decía:

Al estar un año entero fuera de tu casa, tendrás que llevar ropa cómoda para estar allí y sentirte como en esta. También llevarás una manta para el invierno y ropa de baño para el verano.

Fui corriendo a preparar la maleta, cogí mi armario entero, es decir, sudaderas, pantalones vaqueros, mallas, deportivas y zapatos.

Luego estuve una hora entera para preparar qué camisetas llevaría, para que me quedaran bien con las sudaderas.

Cuando acabé, llamé a mi padre para que me bajara la maleta y me fui a cenar.

Cuando solo quedaban cinco días para irme, mis padres me dijeron que, como hacía mucho que no íbamos a Sevilla, nos iríamos esa noche y pasaríamos allí los días que quedaran.

Estuvimos viendo Sevilla y llegó el 1 de septiembre. Estaba un poco nerviosa, pero a la vez muy entusiasmada.

Cuando llegamos a la plaza de España, solo estaba allí una chica joven, alta de pelo castaño y tres niños más.

Fui con mi maleta hasta ellos y me presenté. La chica se llamaba Carlota Suárez y nos explicó todo, luego llegaron cuatro niñas más, eran cuatrillizas y me impresionó mucho. Estuvimos esperando y, cuando llegaron los seis niños que faltaban, nos despedimos y cogimos un avión y además el avión era solo para nosotros.

Mientras volábamos nos presentamos. Primero, me tocó a mí, la primera en la frente; dije mi nombre, dónde vivía y lo que más me gustaba hacer.

Luego les tocó a dos hermanos, llevaban todo el camino pelando y pensé, la que me tocaría con ellos, ¡Dios mío!; ellos se llamaban Adrián y Víctor Méndez, venían de Teruel y a uno le gustaba el fútbol y al otro, el baloncesto.

Más tarde era el turno de las cuatrillizas Fernández y dijeron las cuatro a la vez: "Nos gusta el ballet y venimos de Salamanca y nos llamamos: Rocío, Ana, Rosa y María".

Luego les tocó a los seis primos, eran tres niños y tres niñas: Nicolás, Gonzalo y Manuel; y Carla, Laura y Martina. A los niños les gustaba el campo con vacas y a las niñas les gustaba el campo con caballos. Y todos venían de Jerez de la Frontera.

Por último le tocó a la niña que estaba sentada a mi lado, se llamaba Laia García. Le gustaba el flamenco, al igual que a mí, por eso nos hicimos muy amigas y venía de Madrid.

Cuando llegamos, estábamos muy entusiasmados; pero nadie sabía lo que nos pasaría allí.

Nos paramos en frente de un castillo un poco tenebroso y nos Carlota, la que nos llevó hasta allí, dijo que esa sería nuestra "casa" mientras estábamos allí y claramente de donde teníamos que escapar.

Nos explicó las reglas. Las tenía escritas en un viejo pergamino y decían:

  1. Lo primero, quien pise el suelo a través de esta puerta, no podrá salir sin completar las cincuenta pruebas.
  2. Se van a dividir en tres equipos, quien antes consiga salir se llevará el primer premio, salir vivos de aquí y un viaje a Orlando; quien salga el segundo, tendrá el premio de un viaje para toda su familia a Orlando, pero con la condición de que no podéis volver a vuestras casas; y, por último, quien salga el tercero tendrá que venir aquí todos los veranos del resto de su vida.
  3. Los móviles no están permitidos, me los daréis antes de entrar y, si veo a alguien usando algún medio tecnológico, puede que no salga de este castillo.
  4. Y por último quien no quiera entrar se podrá ir a su casa, pero le caerá una maldición que le perseguirá el resto de sus días.

-Ahora os dividiré en tres grupos, en el primer grupo irán: María Fernández, Rocío Fernández, Nicolás Martín y Manuel Martín. En el segundo grupo irán: Sofía Mora, Laia García, Carla Martín, Gonzalo Martín y Adrián Méndez. Y en el tercer y último grupo: irán Víctor Méndez, Ana Fernández, Rosa Fernández, Laura Martín y Martina Martín.

Ya están hechos los tres grupos. Ahora cogeréis vuestras maletas y os juntareis ahí en los grupos que os he dicho y empezará este juego.

Cada uno empezaba por una puerta distinta. A nosotros, al ser el segundo grupo, nos tocó la puerta dos.

Cuando entramos, se cerró de repente la puerta y cayó un esqueleto encima de nosotros; nos pusimos a gritar como locos, era la 1ª prueba y teníamos que buscar pistas de quién lo mató y los años que llevaba allí, cuando consiguiéramos esas dos pistas, encontraríamos dónde estaba escondida la llave.

Encontramos las pistas y luego la llave y al salir de allí... todos gritamos, nos encontramos dos cuerpos sangrantes, de niños como nosotros y así tres meses enteros.

Llegó Navidad y lo que cabía esperar era que en las salas solo hubiera cuerpos sangrantes, esqueletos....; pero no, había un árbol precioso de navidad, galletas y un pastel, pero nos faltaba alguien; era Carla y nos pusimos muy nerviosos, porque venía la primera.

Pasaron unas horas y no la encontramos, así que decidimos comer un poco y seguir con el escape room.

Al mes seguimos sin encontrar a Carla y encima desapareció Adrián.

Llegó abril y por suerte nadie más desapareció. Nos quedaban dos meses para acabar el escape room y poder salir de aquel infierno de muertes y desapariciones.

Al pasar los dos meses que quedaban, salimos por fin de aquel escape room y desde ese momento no he podido dormir pensando en Carla y Adrián, me gustaría haber sabido qué pasó con ellos.

En ese verano me fui con mi familia a Orlando y me encontré con mi grupo, cuando vi a Carla y a Adrián me puse muy contenta y fui a abrazarlos, pero parecía que no tenían alma.

Sofía.


EL BÚHO MALDITO

En aquel día de noviembre estaba Julián preparándose para ir a misa.

Era el aniversario de la muerte de su padre.

De camino, en el coche empezó a pensar en cómo sería su padre y se le ocurrió usar una ouija para contactar de alguna manera con él. Cuando estaban en la misa, Julián sintió un cosquilleo que empezó desde su espalda hasta la cabeza; sintió que algo o alguien estaba intentando apoderarse de su cuerpo, pero no le dio mucha importancia.

A la salida de la iglesia un pequeño búho incapaz de volar pedía ayuda a gritos. Julián y su madre ayudaron al búho, Julián notó algo raro en el búho y le empezó a reflexionar. Resulta que el animal favorito de su padre era el búho, pura casualidad que apareciese el búho justo el día del aniversario de la muerte de su padre. De camino a casa Julián pensó en todo lo que le había pasado y, aunque ya tenía claro lo que iba a hacer, ahora tenía más curiosidad.

Y así fue, cuando se estaba haciendo la noche preparó todas sus cosas y cuando era la hora de dormir Julián se vistió y se fue de casa. Con miedo, Julián caminó hacia el cementerio. De camino al cementerio empezaron a comerle los nervios. En la entrada del cementerio, escuchó el sonido de un búho y el miedo se apoderó de Julián.

Julián, con valentía, entró al cementerio y buscó la tumba de su padre.

Cuando la encontró, puso la ouija justo encima de la tumba y empezó a preguntar cosas hasta que la flechita se empezó a mover. Julián se puso de pie y dio unos pasos hacia atrás. Miró atrás a ver qué pasaba y, cuando volvió a mirar a la tumba, se encontró al búho que estuvo ayudando esa mañana muerto encima de la tumba.

Desde aquel momento nadie sabe nada de Julián, se dice que vaga por el cementerio esperando a que otra persona venga a contactar con alguien de más allá y cambiarle los papeles de nuevo.

FIN

Ricardo.

Responsable de la página: Sonia Gara Arboleya Olivares
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar